Si el transporte por carretera quiere seguir manteniendo su papel esencial de servicio en la sociedad, es necesario dejar atrás este tipo de combustibles.
En los ocho primeros meses del año, la demanda se ha reducido un 28,2% en la Unión Europea, con caídas en los 27 mercados, que han llegado al 36,5% en España.
El objetivo requerirá inversiones masivas adicionales por parte de la industria, en un momento en que se ha visto seriamente afectada por la crisis sanitaria.