Para poder seguir operando en la UE, IAG tendría que demostrar que al menos un 51% de su capital está en manos comunitarias, algo que no cumpliría una vez que Reino Unido sea considerado un tercer país.
Una salida de Gran Bretaña de la Unión Europea sin acuerdo, podría poner fuertes trabas a los servicios de paquetería transfronteriza en uno de los principales mercados europeos para el comercio electrónico.
La Agencia Tributaria ha informado a las empresas exportadoras de los “cambios trascendentales” que se producirán en los intercambios bilaterales y de la necesidad de prepararse para los trámites aduaneros, en las exportaciones hacia el Reino Unido.
El Gobierno británico ha ensayado con poco éxito las posibles consecuencias sobre el tráfico en Dover de un posible atasco de camiones y ha firmado nuevos contratos con tres navieras para potenciar sus conexiones con el continente.
Tras la falta de avances evidenciada en la última reunión del Comité con Fomento, en los próximos días se producirá un nuevo encuentro de carácter técnico, del que las asociaciones tampoco esperan grandes novedades.
Si no se llegase a un acuerdo, no sería válida la autorización comunitaria y los derechos de acceso al mercado se limitarían a los permisos ofrecidos en el marco de la Conferencia Europea de Ministros de Transportes.
La Comisión Europea activa 14 medidas de su plan de contingencia para preparar a una serie de sectores estratégicos para la economía de la Unión, entre los que se encuentra el transporte, ante un posible Brexit sin acuerdo.
Las mercancías del Reino Unido se tratarían como importaciones y las que salgan hacia allí como exportaciones, quedando sujetas a derechos de aduana, impuesto sobre valor añadido e impuestos especiales a la importación.
El Parlamento británico decidirá en diciembre si apoya el acuerdo suscrito entre el Reino Unido y la Unión Europea este pasado domingo 25 de noviembre, con lo que el actual status quo continuaría, por lo menos, hasta finales de 2020.
Tres cuartas partes de los operadores confían en que los camiones autónomos sean una realidad en las carreteras durante la próxima década y cerca de un tercio sostiene que estarán disponibles en cinco años.