El secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Pedro Saura, se ha reunido con representantes de la Subsecretaría de Estado de Transportes de Reino Unido.
Si finalmente se opta por un Brexit duro, las relaciones comerciales entre Reino Unido y la Unión Europea se asemejarán a las que ahora mantienen los países comunitarios con terceros países.
La solución ideal sería llegar a un acuerdo para garantizar la continuidad del transporte de mercancías entre ambas zonas, pero podrían alcanzarse acuerdos bilaterales con cada Estado Miembro.
El Consejo de la Unión Europea busca garantizar la continuidad en este sector una vez que Reino Unido abandone la UE, ya que no podrá seguir participando en la evaluación de organizaciones que dependen de su análisis.
El establecimiento de un período de transición hasta finales de 2020 permite que el transporte pueda seguir realizándose tal y como hasta ahora, aunque todo queda pendiente de la aprobación definitiva de este acuerdo y la regulación definitiva que deberá aplicarse a partir de 2021.
La normativa debería regular lo relativo al derecho de entrada y residencia, controles de mercancías y pasajeros así como la realización de operaciones de transporte entre ambos países, entre otras.
Los fabricantes europeos analizan el impacto de un Brexit sin acuerdo en cadenas logísticas muy ajustadas y complejas, en las que priman los flujos de automóviles y piezas desde el continente hacia el archipiélago británico.
Los principales problemas podrían darse en los niveles de conectividad entre el Reino Unido y la Unión Europea, la seguridad física y operativa, así como en la gestión de las fronteras.
A diario mil camiones cruzan el Canal de La Mancha para llevar piezas a las plantas automovilísticas británicas sin pasar por las aduanas que regresarán tras el Brexit.
El sector sigue reclamando un periodo de transición para que no se generen problemas de suministro y exige un documento en el que figuren los diferentes cambios previstos.