El sistema permite a todos aquellos involucrados en el proceso de transporte, como cargadores y operadores, compartir y monitorizar diferentes tipos de datos en tiempo real de forma segura.
Con este cambio de la carretera al ferrocarril, ONE logrará reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 67%, al dejar de recorrerse más de 190.000 km diarios.
Las navieras no han tenido mucho éxito al tratar de transferir los costes extra a los cargadores, como ya ocurrió con el establecimiento de las Áreas de Control de Emisiones de Azufre.
El objetivo es desarrollar una nueva dirección equipada con sensores para medir la presión, la temperatura del aceite hidráulico y el consumo energético, así como un sistema de gestión de datos.
Tanto la división logística como la de servicios de consolidación compartirán un mismo sistema para la gestión de las cargas que les permitirá controlar todos los aspectos relacionados con los envíos.
Al unirse tres culturas de empresa diferentes, cambiarán ciertos valores, con lo que los clientes acostumbrados a una determinada forma de trabajar podrían encontrar más dificultades para adaptarse.
Se trata del sexto operador más grande del mundo, con una capacidad de 1,4 millones de TEUs, por encima de los 1,1 millones de TEUs de Evergreen y por detrás de los 1,56 millones de TEUs de Hapag-Lloyd.
Entre otros cambios, la sede principal en Tokio, que cuenta con varias divisiones y oficinas, se reunificará para mejorar el sistema de organización, quedando operativas solamente algunas áreas.