Los buques con scrubbers minimizan sus emisiones pero generan daños por los vertidos al mar de las aguas con los productos contaminantes depurados.
Cada adaptación a un motor dual-fuel de GLP cuesta unos nueve millones de dólares y precisa de unos dos meses para su realización.
Utilizar esos combustibles supondría unas emisiones entre tres y cinco veces más elevadas que la combinación del fuelóleo pesado con los 'scrubbers'.
El 49% de los nuevos pedidos realizados corresponde a cruceros propulsados por GNL, lo que supone un aumento del 51% respecto a 2018.
La electricidad renovable podría ser la mejor opción a partir del 2040, o quizá antes en ciertas ubicaciones específicas.
Los encargos de este tipo de tecnología fueron ralentizándose a medida que se acercaba el 2020, cuando han entrado en vigor los nuevos límites de azufre de la OMI.
La norma no será de aplicación para las embarcaciones que están equipadas con sistemas para la depuración de gases de escape, conocidos como 'scrubbers'.
Los buques que utilicen 'scrubbers' tampoco podrán descargar las aguas de lavado utilizadas mientras atraviesan el Canal, por lo que tendrán que desconectar estos sistemas.
Para Sea Intelligence, la capacidad aumentará en 1,3 millones de TEUs, lo que supone el mayor incremento desde 2015, pero las cifras se verán suavizadas por unas tasas de reciclaje por encima de la media.
Las tarifas se mantienen relativamente estables en todos los segmentos, incluso en los de mayor tamaño, donde hasta ahora estaban aumentando.