El objetivo es hacer competitiva la nueva terminal frente a instalaciones vecinas, para lo cual el puerto también quiere rebajar las tasas hasta en un 40%.
Los navieros europeos no ven "razón alguna" para que la manipulación de mercancías, el practicaje y los servicios de pasajeros no sean incluidos en la norma.
Solicitan un acceso equilibrado al mercado de los servicios portuarios, y su integración en el texto, incluída la estiba, así como la transparencia financiera en todos los puertos, entre otras cuestiones.