La Comisión Europea ha propuesto la modificación de la Ley Europea del Clima para introducir un objetivo climático de reducción del 90% de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en la Unión Europea de cara a 2040, tomando como referencia los niveles de 1990.
La propuesta se basa en el objetivo jurídicamente vinculante de la UE de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030, y establece una manera más pragmática y flexible de alcanzar el objetivo, con vistas a lograr una economía europea descarbonizada de aquí a 2050. Además, esta modificación ofrecerá certidumbre para los inversores y la innovación, reforzará el liderazgo industrial de las empresas y aumentará la seguridad energética de Europa.
Un elemento central son las flexibilidades que Bruselas tendrá en cuenta a la hora de diseñar los instrumentos legislativos para alcanzar este objetivo, entre las que se incluyen un papel limitado para los créditos internacionales de alta calidad a partir de 2036, el uso de absorciones permanentes de carbono nacionales en el Régimen de comercio de derechos de emisión de la UE y una mayor flexibilidad en todos los sectores para ayudar a alcanzar los objetivos de manera rentable y socialmente justa.
La propuesta, en esta línea, hace hincapié en la importancia de acelerar y reforzar las condiciones más propicias para apoyar este objetivo del 90%, incluyendo una industria europea competitiva, una transición justa que no deje a nadie atrás y unas condiciones de competencia equitativas con los socios internacionales.
Reacción de la UIRR
La Unión Internacional de Transporte Combinado Ferrocarril-Carretera, UIRR, apoya firmemente esta propuesta, y remarca que los estudios realizados para la campaña CT4EU han constatado que el transporte combinado puerta a puerta ya alcanza este objetivo en la actualidad.
En su opinión, la integración eficiente del transporte ferroviario eléctrico y de los modos de transporte marítimos en las cadenas de transporte de larga distancia, complementada con tramos cortos por carretera en origen y destino, idealmente realizados por camiones eléctricos, puede hacer realidad esta ambición.
Para seguir avanzando en esta línea, consideran que el modo de transporte intermodal debe ser reconocido como la espina dorsal de la logística europea de mercancías. En esta línea, el transporte combinado de los miembros de la UIRR, medido en toneladas-kilómetro, ha crecido un 8,4% en 2024, y desde UIRR aseguran que si este extraordinario rendimiento pudiera repetirse cada año hasta 2040, el sector del transporte de mercancías podría alcanzar el objetivo propuesto.
Para lograr avanzar en esta línea, sería necesario agilizar la toma de decisiones y la aplicación coherente del Reglamento sobre gestión de la capacidad de infraestructura ferroviaria, para garantizar más franjas ferroviarias de mejor calidad para los trenes de mercancías intermodales.
Del mismo modo, la Unión reclama la aplicación coherente del Reglamento sobre la regulación de la RTE-T (2024/1679) para garantizar que Europa cuente con una infraestructura de transporte sólida, y la adopción de la revisión de la Directiva de Transporte Combinado (1992/106) introducida por la Comisión en noviembre de 2023, para ampliar el alcance de las operaciones de transporte combinado y mejorar el marco operativo.
Los operadores de transporte combinado y los gestores de terminales intermodales invierten ambiciosamente en activos intermodales como terminales y material rodante. También están dando pasos hacia la digitalización del transporte combinado para impulsar la competitividad de sus capacidades de transporte de mercancías. No obstante, consideran que la normativa europea debería complementar todos estos esfuerzos.
