Europa ha reconocido por primera vez el impacto del ciclo de vida completo de la edificación en el cambio climático. Así se desprende de la reciente revisión de la Directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios, que recoge la petición de Green Building Council España en su Hoja de Ruta para la Descarbonización de la Edificación.
Las emisiones no debidas al uso de los edificios pueden suponer hasta el 41% de las emisiones totales del sector de aquí a 2050, aseguran desde GBCE. Por ello, ahora se amplía el alcance de la descarbonización de los edificios y se pasa de considerar sólo las emisiones de uso a tener en cuenta el ciclo completo de vida.
La directiva introduce el indicador de potencial de calentamiento global, que permite medir la huella de carbono de todo el proceso construcción, mantenimiento, reforma, uso y fin de vida para, a continuación, poder introducir un límite a las emisiones de un edificio durante su ciclo de vida.
En este contexto, GBCE se ha sumado al proyecto europeo 'Indicate', que trabaja en la mejora de datos en tres países, entre ellos España, para poder definir una metodología de evaluación.
Impulso a la rehabilitación
Otro de los retos a los que se enfrenta el sector de la edificación para lograr un parque inmobiliario de cero emisiones en 2050 consiste en aumentar la intervención de la rehabilitación. En España, esto equivaldría a multiplicar por 12 el actual ritmo de rehabilitación de edificios.
Para reducir por completo las emisiones de gases de efecto invernadero de los edificios, es necesario rehabilitar la gran mayoría de ellos antes de 2050, mejorando aislamientos de muros y tejados, cambiando ventanas y protegiéndolos todo lo posible del frío y el calor del exterior.
Junto a este incremento de la rehabilitación, la directiva incluye también herramientas financieras para ayudar en esta transición y elementos como la fecha final de uso de combustibles fósiles dentro de los edificios.
De esta forma, a partir de 2025 no se podrá subvencionar la instalación de sistemas de calefacción o aire acondicionado que hagan uso de estos combustibles y, a partir de 2040, habrá que eliminar cualquier caldera o equipo que funcione con ellos.
Tras el acuerdo provisional alcanzado por la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos, la aprobación definitiva de la revisión de la directiva se espera que tenga lugar en marzo.