Ya pasan más de siete meses desde que los transportistas que dan servicio en la central térmica de As Pontes dejaron de trabajar, sin que las ayudas públicas prometidas aparezcan por ningún lado.
Las protestas han tenido graves consecuencias para el sector del transporte, cuyas pérdidas superan ya los 100 millones de euros a consecuencia de los bloqueos a la circulación.
Sin aparcamientos para vehículos pesados, el volumen de camiones aparcados en arcenes y zonas industriales de Pontevedra sigue creciendo con los consiguientes riesgos de seguridad.
El sector pide inversiones y el mantenimiento de la actividad industrial en Galicia, respetando la protección al medio ambiente y evitando las consecuencias que tendría en la región una masiva desaparición de sus principales empresas.
Fegatramer pide que las bonificaciones anunciadas por la Xunta para la circulación nocturna en la AG-55 y la AG-57 se extiendan a otras vías, además, de al tránsito durante el día.
Los transportistas gallegos ven en la situación que viven las empresas dedicadas a cargar carbón un reflejo fiel de "las características actuales en las que se mueve el sector del transporte".
Los transportistas gallegos claman porque "parece que los camiones estorban en todos los lados" y piden áreas de descanso seguras, tal y como se baraja en Europa.
Aunque es cierto que los empresarios desarrollan su actividad en un mercado libre, sería interesante que a la hora de adjudicar un contrato, también se tuviera en cuenta la disposición de los medios para prestar el servicio.
En total, tres autopistas sufrirán una variación superior a la media, pues a la AP-9 le siguen la AP-7 Alicante-Cartagena y la AP-46 Málaga-Alto de la Pedrizas.