Sin gasóleo profesional, los transportistas con vehículos de menos de 7,5 toneladas de MMA van a soportar de lleno el impacto de la prevista subida en los impuestos que gravan el consumo de gasóleo.
Froet estima que en un escenario en el que los márgenes de las empresas de transporte es tan estrecho, cualquier cambio en la fiscalidad del gasóleo podría traducirse en pérdidas.
Algunos dirigentes regionales, en contacto con las bases del sector, empiezan a hablar de posibles paros ante la difícil situación del transporte de mercancías por carretera.
Para la CETM “es difícil de entender por qué el Gobierno se empeña en poner en marcha políticas fiscales que se ceban sobre un sector de actividad, como es el del transporte de mercancías por carretera”.
Ante la subida de los impuestos que paga el diésel, los transportistas parecen inclinarse a la introducción del mecanismo de devolución del gasóleo profesional.
Los Estados Miembros pueden regular tipos diferenciados del impuesto en función de su calidad, del consumo, de los usos del producto, y del consumidor, pero no por razón del territorio donde se suministra.
La Confederación pide "un trato justo" para el transporte a la hora de establecer nuevos impuestos que le permita seguir prestando "un servicio de calidad, flexible, puntual y sostenible".
Astic pide que se considere al transporte como un sector estratégico para las exportaciones españolas antes de aumentar la presión fiscal sobre los combustibles.
Cualquier aumento en el precio final del carburante repercutirá en el valor final de los productos de exportación, que perderían competitividad, rompiendo con la tendencia de crecimiento continuado.