Fetransa ha valorado positivamente la decisión, aunque hubiera preferido una prórroga de dos años, mientras que Astic cree que estos cambios de criterio dificultan "la más mínima planificación económica".
Si no se establece una prórroga, se "empujaría al transportista autónomo a la desaparición", pues perdería competitividad frente a los grandes operadores o las empresas deslocalizadas.
La modificación de las condiciones vigentes dejaría a muchos transportistas autónomos sin posibilidad de trabajar, al menos durante lo que queda de año, para "no rebasar el escaso límite de facturación".