El informe ‘Perspectivas para la Cadena de Suministro del Gran Consumo 2025’ presentado por Aecoc esta semana en Madrid concluye que la escasez de conductores es el factor más determinante en el aumento de costes del transporte que viene experimentando la gran distribución.
En concreto, un 97% de las empresas de este sector entrevistadas para la elaboración del trabajo lo señala como el elemento que más dispara sus costes de transporte. Sin embargo, las medidas puestas en marcha desde su ámbito para paliar la situación son, en el mejor de los casos, escasas, dispersas y poco efectivas.
Además, la evolución de la estructura de población del país constata que este problema va seguir aumentando, sobre todo si se tiene en cuenta que en un plazo de entre diez y quince años, casi la mitad del colectivo de chóferes profesionales encarará el final de su vida profesional para jubilarse.
Además, este proceso podría acelerarse si finalmente la Administración da el visto bueno a la propuesta de aplicación de coeficientes reductores de la edad de jubilación para los conductores de camión, tanto autónomos, como asalariados.
En definitiva, los principales clientes de las empresas de transporte son conscientes del problema, pero también tienen claro que su propia rentabilidad es más importante que las condiciones aplicables a sus proveeedores.
Así mismo, las asociaciones del propio sector vienen llamando la atención sobre la magnitud del desafío que supone sin que se les preste mucha atención, la verdad. Sin embargo, no basta con señalar los baches: hay que maniobrar para evitarlos. El transporte de mercancías tiene que comprender que la escasez de profesionales no se limita sólo a esta actividad en concreto y que en este contexto compite por un número menguante de trabajadores con otros segmentos con mucho atractivo.
A su vez en el bando sindical, la acción se centra exclusivamente en la protesta por las condiciones laborales, como si la cosa no fuera con ellos o quedara fuera de su alcance. Además, sus divisiones internas cada vez más evidentes dificultan el necesario grado de colaboración para abordar una cuestión de gran envergadura.
Por otra parte, el pasado mes de febrero, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ponía en marcha, con más pena que gloria y como para cumplir el expediente, el 'Plan Reconduce', un plan de acción llamado a incorporar conductores profesionales al transporte, pero que ya nadie recuerda.
Este instrumento incluía una campaña publicitaria digital a través de la página web de Transportes y los perfiles de redes sociales del Ministerio que, bajo el eslogan “la carretera siempre tiene salidas”, aspiraba a concienciar, con poco éxito según parece, a la población de la importancia que tiene para la economía y la sociedad el sector del transporte. De hecho, la campaña se ha difundido escasamente y, sin eco ni continuidad, se ha perdido en el sumidero de las redes sociales a los pocos días de lanzarse.
Así mismo, comunidades autónomas por lo que les toca y los Ministerios de Interior, a través de Tráfico, Hacienda, Educación, Trabajo, las Administraciones públicas en su conjunto, siguen de perfil: cosas de la división de negociados. Véase para el caso la escasa acogida que tienen los programas de reinserción laboral de Defensa. Total, que el elocuente reconocimiento del papel estratégico del transporte que a menudo se hace en los discursos queda en nada, cosa logica hasta cierto punto, por otro lado, dado el panorama político del país.
Además, tampoco ayuda a restañar la falta de personal las exigentes condiciones de acceso a la profesión (totalmente necesarias por otro lado) o la ausencia de una formación profesional que realmente permita colocar profesionales en el mercado laboral con agilidad, entre otros aspectos.
Señalar el problema o actuar sin coordinación no lo va a solucionar mágicamente.