Se trata de un 'Ultra Large Container Vessel', ULCV, con una eslora de 400 metros y una manga de 58,6 metros, que cuenta con capacidad de hasta 1.000 TEUs para el transporte refrigerado.
Los retrasos en la llegada de los megabuques han sido cada vez menores en los tres puertos, mientras que en la salida de los recintos portuarios, se han retrasado algo más que los de tamaño normal.
La tecnología instalada permite tanto el control convencional del buque por parte de la tripulación como, en caso de ser necesario, su monitorización y control remoto o autónomo.
Muchas navieras han tomado medidas para reducir el impacto negativo del tonelaje adicional previsto para el ejercicio, retrasando las entregas de algunos buques hasta el 2019.
En 2018, entrarán en servicio nuevos buques con capacidad para 1,5 millones de TEUs, lo que supone un aumento del 5%, pues solamente se enviarán al desguace embarcaciones con capacidad para 350.000 TEUs.
El ahorro que se logra en las operativas marítimas se compensa con costes más elevados en los puertos, lo que en teoría debería haber disminuido el interés de la industria por estas unidades.