El objetivo es explorar las disrupciones que provocará el conflicto en las cadenas de suministro, así como las posibles acciones que pueden llevarse a cabo.
La invasión rusa de Ucrania supone que dos de los principales proveedores de alimentos del planeta dejen de suministrar con un impacto brutal sobre la cadena de suministro alimentaria global.
Los puertos españoles viven una semana tensa por la huelga de transporte, mientras continúan las tensiones en el plano internacional por la guerra entre Rusia y Ucrania, y los brotes de Covid-19 en China.
Los volúmenes que se mueven en el Mar Negro serán los más golpeados por esta crisis, mientras que las sanciones dificultarán el tráfico de contenedores en la zona del Mar Báltico.
Desde la Embajada de Ucrania han pedido colaboración a los transportistas españoles que voluntariamente deseen participar en el traslado de los productos donados por empresas y particulares.
El Consejo de la OMI ha invitado a su secretario general a que colabore con las partes implicadas y adopte las medidas necesarias con carácter inmediato para implantar cuanto antes el corredor.
Se han reducido las tasas en los flujos del Mar negro y el Báltico, ya que el comercio con Rusia y Ucrania se encuentra detenido por las sanciones y por la decisión de muchos operadores.
Las implicaciones de la guerra entre Rusia y Ucrania comienzan a sentirse en el transporte marítimo, mientras unos 2.000 marineros permanecen atrapados en aguas ucranianas.
Los clientes están tratando de acelerar sus operativas ante una posible prohibición de los suministros rusos, el aumento de los costes del bunkering y el incremento de las primas de riesgo.